En el nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso
Que Su paz y Su bendición envuelvan a la realidad Muhammadii
Introducción a las reflexiones
Para los creyentes, el Corán es, más que ninguna otra cosa, fuente inagotable de guía. Clara y evidente, la Palabra Divina (Kalamullah) es vehiculo de autenticas enseñanzas e inagotables significados.
Allah (swt) me ha honrado con estos humildes pensamientos que compartiré con mis hermanos, todo error es mío y toda luz de justicia es gracias a Allah (swt).
Estos pensamientos no son en absoluto un comentario de la Surah 56, y mucho menos una exégesis temática, se trata, muy modestamente, de plasmar en el papel las ideas que me inspira esta hermosa Surah.
Si nuestros Piadosos Predecesores llamaban a este capitulo como Surah Al-Ghina, la de la riqueza o abundancia, por contener los Tesoros de la Unicidad y las preciadas Perlas del Conocimiento.
Ibn ´Atiyya (exegeta y sabio andalusí) dijo: “Esta Surah contiene la descripción de la Resurrección, las retribuciones de la gente en La Ultima Morada (Al-Akhira). Comprender esto es una riqueza que no será afectada nunca por la pobreza. Quienquiera la entienda estará preparado para el mas allá.”
Todas las nociones del Islam, las estaciones espirituales, la información y las indicaciones para el caminante constituyen un inmenso “Jardín para los conocedores” donde todos pueden recoger las más hermosas flores y saborear sus frutos predilectos.
Esta Surah es un agradable viaje, una verdadera ascensión, en la cual se valora cada alto, el cual uno es más apacible que el otro. Este viaje se inició con su destino final, el Waqiah, o la llegada de La Hora Cierta.
Luego Allah evidenció cual seria la recompensa reservada a cada una de las tres diferentes categorías de seres. Así mismo, invitó a nuestros intelectos y a nuestros corazones a meditar respecto a las manifestaciones del cosmos donde el universo es constituido. Luego, son presentadas las preciosas descripciones de la Palabra Divina. La integridad de la Surah esta marcada por la llamada al recuerdo de Allah y a glorificar Su Majestad. La mayor parte de los versículos de esta surah es en realidad dirigida al Profeta (saws), por lo tanto, una invitación implícita a fusionarse con él, seguir sus pasos y ser “tocado” por la llamada coránica.
Reflexiones
1- Los primeros versículos, desde el 1 al 6 es evocado el Temor extremo, la profunda angustia y la inmensa aprehensión que se apoderará de los rostros de los humanos en el Día del Juicio. El advenimiento de El Acontecimiento (Al-Waqiah), es una verdad aterradora que todo creyente debe tener por cierta (debe tener certeza y creer que este acontecimiento ocurrirá). Debe además prepararse para eso si quiere escapar del Castigo. Estos primeros versículos describen escenas apocalípticas, y deben ser recitados con un profundo sentimiento “temor reverencial”, nombrado/mencionado en el Sagrado Corán como Makhafa o Khauf, que no es otra cosa que el temor al castigo divino, al Infierno.
En cuanto a La Gente de Allah, ellos temen con la misma sinceridad (o intensidad) o más aun, (pero temen) el ser excluidos de Su Presencia.
El Maqam que corresponde a este estado espiritual es el temor, Khauf, principio fundamental en la escala de los Ahwal o estados preconizados por la religión y la espiritualidad islámica. Uno debe experimentar este temor respecto a la solemnidad del día del juicio final, elocuentemente descriptos en los versículos iniciales. “No habrá nadie que pueda negar su acontecer”. Algunos serán elevados y otros serán rebajados, la tierra será sacudida y las montañas serán reducidas a polvo.
2- Los versos del 7 al 11 mencionan que en el Día del Juicio, la gente será dividida en tres categorías distintas: la bendita gente de la derecha “Ashab al-Maymana”, la maldecida gente de la izquierda “ashāb al-maš’ama”, y los Adelantados “As-Sabiqun”. Esta división tripartita origina la esperanza en Allah a fin de que Él coloque a Sus siervos entre los Adelantados, los que gozan de Su Proximidad.
En términos altamente elogiosos, Allah describe el esplendor del Qurba (proximidad) con el fin de incitar a los creyentes a que actúen y se esfuercen para alcanzarla. Divina, esta descripción atiza el deseo ardiente (shawq) entre los creyentes para que esperen ser reunidos entre aquellos a los que Allah escogerá para estar en Su Presencia.
El Maqam que corresponde a esta secuencia es el Rajā’ (la esperanza) en la Misericordia de Allah. Una sola mirada Suya es suficiente para que la vida de un hombre cambie, para elevar el alma hacia Él y para apaciguar su corazón.
3- Los versículos del 12 al 40 vuelven a trazar de manera alusiva y aproximativa las gracias paradisíacas y los favores celestiales que disfrutaran los creyentes. La finalidad espiritual de esta descripción es incitar a los creyentes que languidecen por (alcanzar) el Paraíso y por su Señor. Si ellos desean el Paraíso, es porque es el «lugar» de reencuentro con Allah y donde se esta en compaña de nuestro Bienamado Muhammad, salla Allahu ‘alaihi wa sallam.
Este estado espiritual es experimentado en el Maqam del Shawq (deseo ardiente o anhelo espiritual). Si Allah proporciona tantos detalles sobre la vida Paradisíaca es para invitar a sus bienamados a reunirse allí y encontrarLo.
4- Los siguientes versículos, del 41 al 48, describen el infierno y los castigos que están reservados para los incrédulos. Sin embargo, la sensación que todo creyente debe sentir ante esta advertencia es Taqwa. El significado de este término gira en torno a la idea de protección, la prevención, la inmunidad. Si llevamos a cabo las buenas acciones, (sālihāt) es para evitar la ira de Allah, para evitar su castigo.
El estado espiritual que corresponde a este sentimiento es naturalmente la taqwa, que se define como una conciencia permanente mediante la cual se busca vislumbrar la Presencia de Allah (swt) a cada instante, evitando los actos susceptibles de provocar Su colera y de obrar para obtener Su Satisfacción. Ibn Ashir dice: El significado de la Taqwa consiste en obedecer las ordenes divinas y evitar Sus prohibiciones”.
5-Los versículos 49 al 56 presentan una nueva advertencia, mucho mas fuerte, recordando la veracidad y la seriedad de las promesas y las advertencias pronunciadas por Allah. A ojos del creyente, esta advertencia genera un sentimiento de certidumbre (Iqan). Este concepto designa la confianza absoluta y la firme creencia en el Wa´d y el Wa´id (la promesa y la advertencia), dos principios coránicos: todo aquellos que Allah ha dicho se cumplirá. “Y Allah no faltara jamás a Su Promesa”. Ninguna duda puede mancillar esta promesa. El Reencuentro (Al-Miqāt) reunirá seguramente a todos los humanos, los primeros y los últimos, cualquiera sea su edad, religión o posición. Todos reunidos en igualdad de condiciones, para recibir el juicio final.
El Maqam en el cual se “vive” esta advertencia es el del Zuhd (desprendimiento). En efecto, aquellos que están apegados a los placeres mundanales, las pasiones efímeras y a las fugaces ilusiones no son concientes de que llegará un día en que todos seremos juzgados por Allah (swt), donde nada importe y será tenido en cuenta “Solo quien venga a Allah con un corazón puro” (Surah 26 versículo 89)
6- Los versos 57 a 73 se centran en las manifestaciones de un Nombre divino, que ocupa un lugar prominente en la escala de los atributos de Allah. Este es Al-Khāliqiyya (El Poder de Crear, atributo específico y exclusivo de Allah). Allah (swt) evoca varios hechos naturales que demuestran la inmensidad del universo, la precisión de sus Leyes y la disposición de sus fenómenos. Mostrando de manera clara la Sabiduría Divina, estos aspectos exhortan a los creyentes a meditas en El Libro del Universo perfectamente armónico y a reconocer la incapacidad del entendimiento humano para penetrar en estos misterios. El reconocimiento de esta incapacidad conduce al hombre a su verdadera condición de servidumbre, ‘ubūdiyya, condición que lo insita a su vez a adornarse con una sincera humildad. Los fenómenos naturales evocados son: la tierra cultivada, el agua y el fuego. Particular reminiscencia de los cuatro elementos.
Estos pasajes corresponden al Maqam del Tahayyur (asombro o desconcierto). La inteligencia humana es fuertemente alentada a meditar sobre la grandeza de la naturaleza, las estrellas, los cielos y los innumerables secretos que permanecerán para siempre sin explicación. El creyente reconocerá así sus limitaciones, se dirigirá humildemente hacia Allah (swt) para ser instruido «Temed a Allah, y Allah os enseñará” (2-282).
7-Los versículos 75 a 82 recuerdan la noble Quintaesencia de la Palabra divina, revelada sobre el corazón del Bienamado (saws). Estas palabras preexistentes, el Corán, es un recuerdo (tadhqira). Una característica propia de los seres humanos es el olvido y la despreocupación.
Todos los aspectos cósmicos atraen al hombre hacia lo bajo, velando sus ojos e impidiéndole ver, entender y sumergirse en el Océano de Luces. Además, el Corán es el remedio que disipa el olvido y revive el recuerdo de Allah. Este recuerdo debe ser mantenido resplandeciente, fuerte y vivaz, frente a los velos que ocultan el Conocimiento, la Verdad, para borrar todo rastro de ellos.
Estos pasajes corresponden al Maqam del Tadhakkur, el Recuerdo.
8- Los dos versículos, tanto el 74 como el 96 exhortan a los creyentes, de manera muy contundente, al Tasbih y a otras formulas de invocación. El Dhikr es una doble acción: verbal y espiritual. Por una parte el creyente se representa la Trascendencia absoluta de Allah: Ninguna criatura se Le parece, como no Se parece a ninguna de Sus criaturas, “no hay nada como Él y Él es el que todo lo oye y todo lo ve”.
Este momento de tasbih interior es vivir y revivir el corazón, la mente y el alma unidos por un movimiento único y coordinado. El objetivo es observar la grandeza de Allah que ninguna palabra y ninguna inteligencia, sin importar que tan refinadas sean, tan delgados que son, no podrían describir ni concebir.
Por otra parte, el tasbih es un acto verbal. Invocar el Nombre Supremo del Señor, mediante la formula “Subhana Rabbi Al-Azim” es una practica ritual cuyo fruto es la contemplación de la Majestad de Allah (swt). Para lograr alcanzar estos frutos el creyente debe recitar estas formulas, tasbiha, que Allah (swt) enseño a Su Bienamado (saws). El Profeta es en efecto el primero en recibir la Orden Divina de exaltar a su Señor “Así pues glorifica el nombre de tu Señor, el Inmenso”.
El estado que acompaña esta doble acción (recordar a Allah con el corazón y verbalmente) es el “Fana”, la extinción, porque nadie puede alabar a Allah y exaltarLe sin desaparecer, sin extinguirse. Nuestra existencia no es más que una ilusión, el Único Existente en realidad, es Allah (swt)….
9- La mejor manera de invocar a Allah es ciertamente la recitación del Sagrado Corán, Su Palabra preexistente. Los versos 77 a 81 son, como tal, dedicados a evidenciar toda la Nobleza del Sagrado Corán y a magnificar su realidad: “Ciertamente es un Corán Noble” (77), “En un Libro Oculto” (78), “Que no tocan sino los purificados” (79). Recordemos que la nobleza de la Palabra Divina ayuda a meditar mejor sobre Sus Signos y versículos. El creyente no olvida en ningún momento que el Corán fue revelado al corazón del Profeta, que expresa la voluntad de Allah y que es inimitable.
El Maqam en el que se encuentra el corazón por meditar en estos significados es el de la Hayba, o el sentimiento de profundo respeto al tener frente a sí la grandeza de Allah (swt).
10- Los versículos 84 a 87 delinean una imagen admirable: al momento de la muerte, nadie esta mas cerca de los seres humanos que Allah (swt)…”¿Acaso no estamos Nosotros más cerca de él que vosotros, aunque no lo veáis?”
El hombre no tiene nada además de Allah….
Esta imagen invita al Maqam del Tawakkul, o la confianza absoluta en Allah (swt).
11- Los versículos 88 al 95 recuerdan las tres categorías de caminantes hacia Allah (swt) a fin de incitar a los creyentes a tener esperanza de encontrarse entre Los Próximos a Allah…
La Alabanza es para Allah, el Señor del Universo y que Su Paz y Sus Bendiciones sean sobre nuestro Amado Mensajero, Muhammad el Elegido, y que Su Paz sea sobre su familia y compañeros.
* En 1951, Sidi Muhammad Al Madani envió una carta a los discípulos de Sfax animándoles a ama a Allah. En 2012, sesenta años después, he traducido esa carta al francés e inmediatamente el Muqaddam de la Argentina, Sidi Al-Hajj Hasan la tradujo al español. Él no solamente valoró el contenido sublime de esa carta, sino también la fuerza y la calidez de la relación epistolar que el Sheikh Al-Madani tenia con sus discípulos. Deseoso de revivir esta bella tradición, Sidi Al-Hajj Hasan me solicitó que le escribiera una carta en la cual describiera y explicara los efectos espirituales de la surah Al-Waqiah.
Yo no podré jamás alabar a Allah en la medida precisa por la confianza que mis hermanos me propician.
Yo soy absolutamente indigno…
Sidi Nejmeddine Al-Madani
Paris, 6 de Julio del 2012.